24 febrero, 2018

Don Teódulo Ortiz Martínez

Don Teódulo Ortiz Martínez nació en Lagos de Moreno, Jalisco, el 17 de Febrero de 1898, siendo sus Padres Antonio Ortiz y Dionisia Martínez, quienes también procrearon a Miguel, Ernesto, José Refugio, Andrés y María Porfiria.

Don Antonio su padre al igual que su abuelo Eduardo Ortiz vivieron en una finca amplia muy cerca del panteón municipal, anteriormente Don Eduardo vivió en San Miguel de Buenavista, ambos se dedicaron durante muchos años al comercio ambulante de mercería y artículos religiosos, aunque en los últimos tiempos de Don Eduardo se establecieron por motivo de que éste ya no quería vender en las ferias de San Luis Potosí, San Juan de los Lagos, San Felipe Torres Mochas, León y Aguascalientes, lugares a donde se desplazaban llevando a vender también sendos rollos de manta y calicot.

Don Teódulo quien curso hasta el segundo año de primaria en una escuela particular que había en la ciudad de un sacerdote Pbro. Nicolás Alba Rodríguez. Tuvo que dejar de estudiar por los tiempos difíciles y faltaba dinero en su casa, así que para ayudarlos se puso a trabajar al lado de su papá y su abuelo desde antes de los 12 años. Más tarde se independizó en el mismo ramo de mercería en uno de los estanquillos que estaban por el lado de afuera del mercado grande. En esa época adoptó otra actividad aparte de la de comerciante al darse cuenta de que mucha gente que iba a comprar al mercado pagaba en oro y los comerciantes no tenían plata suficiente para dar el cambio, por lo que diario se iba en tren a León con un veliz en donde traía monedas de plata que le proporcionaba un señor de apellido Montes de Oca. A su llegada a Lagos ya había gente esperándolo para hacer el cambio de monedas de oro por plata y llego a ser ese trabajo muy fatigoso por el viaje diario y la demanda, que de tarde en tarde cerraba su estanquillo y se iba a descansar a la calzada, sólo que cuando la gente se dio cuenta hasta allá lo seguían buscando.

El tiempo que hizo las veces de una “Casa de cambio" se terminó cuando hubo una corresponsalía del Banco Nacional de México por la Calle Agustín Rivera, domicilio del encargado Don Atalo Montoya Peña.

Cuando Don Teódulo estuvo en condiciones de hacer sus ahorros se cambió de estanquillo a la Calle Hidalgo; en donde ahora está el negocio llamado “El Bodegon”. También comenzaron sus viajes a la Ciudad de México para comprar mercería de importación como encajes franceses, botones austriacos y tiras bordadas españolas entre otras cosas que vendía como pan caliente, ya que en esos años los vestidos de las damas y los trajes de los caballeros eran hechura de costureras y sastres. Así mismo hizo contacto con el señor Harry Steel persona que más tarde fue el gerente general de H. Steel y Cia, que empezaba a traer de Suiza a México los relojes Steelco y Haste.

Su hijo el Ing. Salvador Ortiz Larios compartió una lección de Don Teódulo en los años 28-30, sobre Mercadotecnia para épocas de crisis. “Las crisis económicas no son exclusivas de nuestra época, también se presentaron en el pasado cuando, se conjugaron las condiciones propicias; nuestro país estaba restañando las heridas producidas por el movimiento social armado, cundo se produjo la crisis financiera y el derrumbe de la bolsa de Nueva York,  que lógicamente tuvo amplia repercusión en nuestro medio, sus efectos no tardaron en manifestarse: desconfianza, contracción del mercado y quiebras al por mayor. La tienda de Don Teódulo Ortiz, mi padre, no podía ser la excepción, las ventas se desplomaron.. Ante aquella negra expectativa, tomo una resolución, después de meditarla durante algún tiempo; comprar un automóvil nuevo, llenarlo de mercancías y recorrer haciendas y pequeñas poblaciones cercanas a Lagos de Moreno, mientras mi tía Chacha y una empleada se quedaban a cargo de la tienda. Primero a los Pueblos, luego a los Ranchos, llegaba a la Hacienda “elegida” y se presentaba con el “Amo”—Así les llamaban entonces a los sueños de estas—llevándole algún pequeño regalo y le hacía saber de sus intenciones. Normalmente era invitado a la mesa del Amo; durante la sobremesa, solicitaba la autorización para instalar su comercio negociaba el porcentaje sobre las ventas e indagaba con sutileza, si había allí, sujetos a crédito. Procedía después a instalar su improvisada tienda, mientras se corría la voz, en la ranchería; colocando siempre en primer plano las mercancías más vistosas y novedosas. La venta siempre correspondía al despliegue de esfuerzo y habilidades propias, pero quedaba algo por realizar, entonces la colocaba a crédito con aquellos rancheros cuya solvencia ya había sido comprobada. “Los más duros para comprar son siempre los mejores para pagar”. Finalmente se dirigía al Amo, para darle las gracias, entregarle el porcentaje convenido y “venderle”, previo descuento, todos los créditos otorgados y así convertía en dinero “constante y sonante” todo lo que había fijado esa jornada. Volvía a Lagos de Moreno, con su Buick vacío, el bolsillo lleno y durante el trayecto de regreso, iba haciendo sus cuentas—“Vendí tanto, restando el abono del carro, costo de la mercancía, gastos de viaje, comisiones y descuentos, me queda una utilidad de tanto mas cuanto.”

En la primera mitad del Siglo XX compro una casa que estaba a un lado de lo que fue propiedad de Don Heliodoro Alba sobre la Calle Hidalgo, misma que modifico para establecerse, y un poco más tarde también la finca de Don Heliodoro, quedando su negocio llamado “El Paje” después de varios arreglos con su fisonomía actual en Calle Hidalgo 416, en donde cumple 99 años de establecido y con una trayectoria exitosa ya que además de ser distribuidores de la fábrica de loza “El Anfora” y de “Colgate Palmolive” en Encarnación de Díaz, Unión de San Antonio y El Cuarenta, también en la tienda había muchas cosas interesantes que solo allí se encontraban como finos casimires, trajes completos, chamarras de lana y cuero, gabardinas, trajes de baño, suéteres, abrigos, joyería de oro, así como extenso surtido de juguetes, cristalería, porcelana fina, cubiertos de plata y acero inoxidable, televisores, radios, etcétera, mismos que llegaron a ser durante varias décadas los primeros en la venta de merecería, ropa y novedades.

 Refiere su hija Amparo tiene la satisfacción que su papá fue considerado como un hombre responsable, honrado y cumplido (entre otras negociaciones) por varias empresas como son la fábrica Manchester de Monterrey en donde incluso en la actualidad son de los clientes principales y de H. Steel y Cia. De México, cuyos dueños distinguieron a Don Teódulo con una confianza sin límites, siendo también el que con una confianza sin límites, siendo también el que fue quien vendido el primer radio en Lagos de Moreno marca Philco. 

Se casó en primeras nupcias con Luz Ma. Larios hija de Don Leonardo Larios Paz, con quien procreó a José Teódulo, Salvador y Eduardo, de los cuales sobrevivió únicamente Salvador, ya que al morir la Señora Luz María, Eduardo fue contagiado por la nodriza de la tos ferina que tenía su hijo y murió muy pequeño. José Teódulo falleció a los 8 años de fiebre tifoidea cuatro meses después de que hizo la Primera Comunión. Quienes lo conocieron dicen que fue una corta vida llena de testimonios de bondad y de amor a Dios y la Eucaristía. Su segunda esposa fue Mercedes Pérez Casillas oriunda de León, Guanajuato y prima de su primera esposa. El matrimonio se celebró en el Templo de El Refugio en el año de 1935 y sus hijos fueron Jorge (+), Amparo, Francisco Javier, Enrique, Alfredo, Alfonso, Raúl, Fray José (+), María Dolores, Rubén, Alicia, Ana Rosa y Leticia. Todos conocieron y ayudaron en el negocio solo que no todos tuvieron la vocación de comerciantes siendo estos últimos excepto Jorge – quien incluso tuvo la mueblería Tepeyac, Amparo – su brazo derecho- Raúl, Maria Dolores, Ana y Leticia.

 Cabe mencionar que la Señora Mercedes era hija del Señor Francisco Pérez Larios hermano de Leonardo y Alfonso Pérez Larios, el primero Mártir de la época Cristera recientemente Beatificado y el segundo, religioso de los Misioneros del Espíritu Santo, actualmente en proceso de beatificación.      

Otro hecho singular de la familia es que desde hace 231 años desde en vida de Don Eduardo Ortiz, se hace una fiesta a la Divina Providencia el día 1 de Enero de cada año, que él en su domicilio en San Miguel Buenavista, mandaba decir una misa por la mañana y por la tarde el rezo del Santo Rosario”.
La Razón fundamental de celebrar a la Divina Providencia explicaba Fray José Ortiz Pérez (+) de la Orden Mercedaria, es “Dios que bendice el trabajo del hombre, el trabajo no es un castigo, sino, una bendición. Ya que Dios encomendó a sus hijos cuidar de la tierra”. De inicio y durante el año le pedimos que nos otorgue casa, vestido y sustento, al finalizar el año le agradecemos todos los favores y gracias que recibimos durante el mismo, por lo cuál es motivo de realizarle su fiesta en su honor, en donde le damos gracias por todos los favores recibidos, en base a lo anterior, la Familia Ortiz Pérez en Lagos de Moreno, ha seguido una tradición que viene del año de 1787.

De padres a hijos se mantiene la tradición, ya que para la Iglesia Católica, es buen punto de partida para mantener viva nuestra fe. Es así que toman la estafeta de esta bella tradición el Sr. Antonio Ortiz y Dña. Dionisia Martínez que tenían su domicilio por el barrio del panteón, quienes se hicieron llegar un cuadro pintado con la imagen de la Divina Providencia, en 1885, no sabiendo hasta hoy día quien fue el autor del referido cuadro. “La Sra Dionisia nuestra abuela nos dejó muy en claro que a quien le quede esta imagen, tendrá la consigna de celebrar la fiesta cada primero de enero, una fiesta con su Celebración Eucarística por la mañana y la celebración solmene del Santo Rosario”.

Dn. Teódulo Ortiz siguió la tradición de sus ancestros y en compañía de su esposa Mercedes Pérez y sus catorce hijos hasta 1967, fecha en que fallece Dn.Teódulo, realizaban en los últimos días de cada año los preparativos de la fiesta, lo primero era el arreglo del oratorio que en su domicilio se tenía y el cual siguen teniendo sus hijos, el arreglo consistía en las telas que adornarían el altar, las flores que lucirían en sus respectivos floreros, la limpieza de los candeleros para las velas que iluminarían alrededor del altar, la limpieza de los dos ángeles que acompañan a la imagen de la Divina Providencia, el Cristo a los pies de la imagen sobre el altar y sin faltar el mantel del altar, otros elementos eran la contratación de los juegos pirotécnicos que se quemarían, entre los cuales destacaba el castillo y los cohetes que al final de la quema del castillo iluminarían el cielo en una exaltación de alegría por tener presente a la Divina Providencia, otro de los preparativos era la música que acompañaría desde la aurora de la mañana con el saludo de las notas musicales de las mañanitas y por la tarde seguía amenizando hasta la quema del castillo, entre las orquestas y grupos musicales se recuerda la del Maestro Francisco Aguilera que con un grupo de muchachos hacían el regocijo de grandes y chicos con sus notas musicales, Cabe destacar también la participación del Maestro Rodrigo Rodríguez “El de la Charanga” con su órgano melódico amenizando la fiesta. Cabe destacar actualmente ya por varios años con la presencia del estupendo popular grupo los Classic's Five deleitando y complaciendo a todos los presentes.


Don Teódulo desapareció el 30 de Abril de 1967, era alto de complexión gruesa, de aspecto jovial y bonachón, labios delgados de pronta sonrisa, siempre impecablemente vestido, con trajes completos de casimir con gran sentido del humor. Tenía un sitio privilegiado en el grupo de amigos que frecuentaba, quien reía de muy buena gana al recordar el gran sentido del humor y las genialidades que Don Teódulo se permitía con las personas de su confianza.  

Fuentes: Archivo Histórico Familia Ortiz Pérez
La Lección de Mercadotecnia de mi Padre por el Ing. Salvador Ortiz Larios 1988.
Boletín número 72 del Archivo Histórico Municipal, Así fueron ellos por Ma. Del Refugio Hernández Martín.

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