Don Teódulo Ortiz
Martínez nació en Lagos de Moreno, Jalisco, el 17 de Febrero de 1898, siendo
sus Padres Antonio Ortiz y Dionisia Martínez, quienes también procrearon a
Miguel, Ernesto, José Refugio, Andrés y María Porfiria.
Don Antonio su padre al
igual que su abuelo Eduardo Ortiz vivieron en una finca amplia muy cerca del
panteón municipal, anteriormente Don Eduardo vivió en San Miguel de Buenavista,
ambos se dedicaron durante muchos años al comercio ambulante de mercería y
artículos religiosos, aunque en los últimos tiempos de Don Eduardo se
establecieron por motivo de que éste ya no quería vender en las ferias de San
Luis Potosí, San Juan de los Lagos, San Felipe Torres Mochas, León y
Aguascalientes, lugares a donde se desplazaban llevando a vender también sendos
rollos de manta y calicot.
Don Teódulo quien curso
hasta el segundo año de primaria en una escuela particular que había en la
ciudad de un sacerdote Pbro. Nicolás Alba Rodríguez. Tuvo que dejar de estudiar
por los tiempos difíciles y faltaba dinero en su casa, así que para ayudarlos
se puso a trabajar al lado de su papá y su abuelo desde antes de los 12 años.
Más tarde se independizó en el mismo ramo de mercería en uno de los
estanquillos que estaban por el lado de afuera del mercado grande. En esa época
adoptó otra actividad aparte de la de comerciante al darse cuenta de que mucha
gente que iba a comprar al mercado pagaba en oro y los comerciantes no tenían
plata suficiente para dar el cambio, por lo que diario se iba en tren a León
con un veliz en donde traía monedas de plata que le proporcionaba un señor de
apellido Montes de Oca. A su llegada a Lagos ya había gente esperándolo para
hacer el cambio de monedas de oro por plata y llego a ser ese trabajo muy
fatigoso por el viaje diario y la demanda, que de tarde en tarde cerraba su
estanquillo y se iba a descansar a la calzada, sólo que cuando la gente se dio
cuenta hasta allá lo seguían buscando.
El tiempo que hizo las
veces de una “Casa de cambio" se terminó cuando hubo una corresponsalía
del Banco Nacional de México por la Calle Agustín Rivera, domicilio del
encargado Don Atalo Montoya Peña.
Cuando Don Teódulo estuvo
en condiciones de hacer sus ahorros se cambió de estanquillo a la Calle
Hidalgo; en donde ahora está el negocio llamado “El Bodegon”. También
comenzaron sus viajes a la Ciudad de México para comprar mercería de
importación como encajes franceses, botones austriacos y tiras bordadas
españolas entre otras cosas que vendía como pan caliente, ya que en esos años
los vestidos de las damas y los trajes de los caballeros eran hechura de
costureras y sastres. Así mismo hizo contacto con el señor Harry Steel persona
que más tarde fue el gerente general de H. Steel y Cia, que empezaba a traer de
Suiza a México los relojes Steelco y Haste.
Su hijo el Ing. Salvador
Ortiz Larios compartió una lección de Don Teódulo en los años 28-30, sobre
Mercadotecnia para épocas de crisis. “Las crisis económicas no son exclusivas
de nuestra época, también se presentaron en el pasado cuando, se conjugaron las
condiciones propicias; nuestro país estaba restañando las heridas producidas
por el movimiento social armado, cundo se produjo la crisis financiera y el
derrumbe de la bolsa de Nueva York, que
lógicamente tuvo amplia repercusión en nuestro medio, sus efectos no tardaron
en manifestarse: desconfianza, contracción del mercado y quiebras al por mayor.
La tienda de Don Teódulo Ortiz, mi padre, no podía ser la excepción, las ventas
se desplomaron.. Ante aquella negra expectativa, tomo una resolución, después
de meditarla durante algún tiempo; comprar un automóvil nuevo, llenarlo de
mercancías y recorrer haciendas y pequeñas poblaciones cercanas a Lagos de
Moreno, mientras mi tía Chacha y una empleada se quedaban a cargo de la tienda.
Primero a los Pueblos, luego a los Ranchos, llegaba a la Hacienda “elegida” y
se presentaba con el “Amo”—Así les llamaban entonces a los sueños de
estas—llevándole algún pequeño regalo y le hacía saber de sus intenciones. Normalmente
era invitado a la mesa del Amo; durante la sobremesa, solicitaba la
autorización para instalar su comercio negociaba el porcentaje sobre las ventas
e indagaba con sutileza, si había allí, sujetos a crédito. Procedía después a
instalar su improvisada tienda, mientras se corría la voz, en la ranchería;
colocando siempre en primer plano las mercancías más vistosas y novedosas. La
venta siempre correspondía al despliegue de esfuerzo y habilidades propias,
pero quedaba algo por realizar, entonces la colocaba a crédito con aquellos rancheros
cuya solvencia ya había sido comprobada. “Los más duros para comprar son
siempre los mejores para pagar”. Finalmente se dirigía al Amo, para darle las
gracias, entregarle el porcentaje convenido y “venderle”, previo descuento,
todos los créditos otorgados y así convertía en dinero “constante y sonante”
todo lo que había fijado esa jornada. Volvía a Lagos de Moreno, con su Buick
vacío, el bolsillo lleno y durante el trayecto de regreso, iba haciendo sus
cuentas—“Vendí tanto, restando el abono del carro, costo de la mercancía,
gastos de viaje, comisiones y descuentos, me queda una utilidad de tanto mas
cuanto.”
En la primera mitad del
Siglo XX compro una casa que estaba a un lado de lo que fue propiedad de Don
Heliodoro Alba sobre la Calle Hidalgo, misma que modifico para establecerse, y
un poco más tarde también la finca de Don Heliodoro, quedando su negocio
llamado “El Paje” después de varios arreglos con su fisonomía actual en Calle
Hidalgo 416, en donde cumple 99 años de establecido y con una trayectoria
exitosa ya que además de ser distribuidores de la fábrica de loza “El Anfora” y
de “Colgate Palmolive” en Encarnación de Díaz, Unión de San Antonio y El Cuarenta,
también en la tienda había muchas cosas interesantes que solo allí se
encontraban como finos casimires, trajes completos, chamarras de lana y cuero,
gabardinas, trajes de baño, suéteres, abrigos, joyería de oro, así como extenso
surtido de juguetes, cristalería, porcelana fina, cubiertos de plata y acero
inoxidable, televisores, radios, etcétera, mismos que llegaron a ser durante
varias décadas los primeros en la venta de merecería, ropa y novedades.
Refiere su hija Amparo
tiene la satisfacción que su papá fue considerado como un hombre responsable,
honrado y cumplido (entre otras negociaciones) por varias empresas como son la
fábrica Manchester de Monterrey en donde incluso en la actualidad son de los
clientes principales y de H. Steel y Cia. De México, cuyos dueños distinguieron
a Don Teódulo con una confianza sin límites, siendo también el que con una confianza sin límites, siendo también el que fue
quien vendido el primer radio en Lagos de Moreno marca Philco.
Se casó en primeras nupcias con Luz Ma. Larios hija de Don
Leonardo Larios Paz, con quien procreó a José Teódulo, Salvador y Eduardo, de
los cuales sobrevivió únicamente Salvador, ya que al morir la Señora Luz María,
Eduardo fue contagiado por la nodriza de la tos ferina que tenía su hijo y
murió muy pequeño. José Teódulo falleció a los 8 años de fiebre tifoidea cuatro
meses después de que hizo la Primera Comunión. Quienes lo conocieron dicen que
fue una corta vida llena de testimonios de bondad y de amor a Dios y la
Eucaristía. Su segunda esposa fue Mercedes Pérez Casillas oriunda de León,
Guanajuato y prima de su primera esposa. El matrimonio se celebró en el Templo
de El Refugio en el año de 1935 y sus hijos fueron Jorge (+), Amparo, Francisco
Javier, Enrique, Alfredo, Alfonso, Raúl, Fray José (+), María Dolores, Rubén,
Alicia, Ana Rosa y Leticia. Todos conocieron y ayudaron en el negocio solo que
no todos tuvieron la vocación de comerciantes siendo estos últimos excepto
Jorge – quien incluso tuvo la mueblería Tepeyac, Amparo – su brazo derecho-
Raúl, Maria Dolores, Ana y Leticia.
Otro hecho singular de la familia es que desde hace 231 años
desde en vida de Don Eduardo Ortiz, se hace una fiesta a la Divina Providencia
el día 1 de Enero de cada año, que él en su domicilio en San Miguel Buenavista,
mandaba decir una misa por la mañana y por la tarde el rezo del Santo Rosario”.
La Razón fundamental de celebrar a la Divina Providencia
explicaba Fray José Ortiz Pérez (+) de la Orden Mercedaria, es “Dios que
bendice el trabajo del hombre, el trabajo no es un castigo, sino, una
bendición. Ya que Dios encomendó a sus hijos cuidar de la tierra”. De inicio y
durante el año le pedimos que nos otorgue casa, vestido y sustento, al
finalizar el año le agradecemos todos los favores y gracias que recibimos
durante el mismo, por lo cuál es motivo de realizarle su fiesta en su honor, en
donde le damos gracias por todos los favores recibidos, en base a lo anterior,
la Familia Ortiz Pérez en Lagos de Moreno, ha seguido una tradición que viene
del año de 1787.
De padres a hijos se mantiene la tradición, ya que para la
Iglesia Católica, es buen punto de partida para mantener viva nuestra fe. Es
así que toman la estafeta de esta bella tradición el Sr. Antonio Ortiz y Dña.
Dionisia Martínez que tenían su domicilio por el barrio del panteón, quienes se
hicieron llegar un cuadro pintado con la imagen de la Divina Providencia, en
1885, no sabiendo hasta hoy día quien fue el autor del referido cuadro. “La Sra
Dionisia nuestra abuela nos dejó muy en claro que a quien le quede esta imagen,
tendrá la consigna de celebrar la fiesta cada primero de enero, una fiesta con
su Celebración Eucarística por la mañana y la celebración solmene del Santo
Rosario”.
Dn. Teódulo Ortiz siguió la tradición de sus ancestros y en
compañía de su esposa Mercedes Pérez y sus catorce hijos hasta 1967, fecha en
que fallece Dn.Teódulo, realizaban en los últimos días de cada año los
preparativos de la fiesta, lo primero era el arreglo del oratorio que en su
domicilio se tenía y el cual siguen teniendo sus hijos, el arreglo consistía en
las telas que adornarían el altar, las flores que lucirían en sus respectivos
floreros, la limpieza de los candeleros para las velas que iluminarían
alrededor del altar, la limpieza de los dos ángeles que acompañan a la imagen
de la Divina Providencia, el Cristo a los pies de la imagen sobre el altar y
sin faltar el mantel del altar, otros elementos eran la contratación de los
juegos pirotécnicos que se quemarían, entre los cuales destacaba el castillo y
los cohetes que al final de la quema del castillo iluminarían el cielo en una
exaltación de alegría por tener presente a la Divina Providencia, otro de los
preparativos era la música que acompañaría desde la aurora de la mañana con el
saludo de las notas musicales de las mañanitas y por la tarde seguía amenizando
hasta la quema del castillo, entre las orquestas y grupos musicales se recuerda
la del Maestro Francisco Aguilera que con un grupo de muchachos hacían el
regocijo de grandes y chicos con sus notas musicales, Cabe destacar también la
participación del Maestro Rodrigo Rodríguez “El de la Charanga” con su órgano
melódico amenizando la fiesta. Cabe destacar actualmente ya por varios años con
la presencia del estupendo popular grupo los Classic's Five deleitando y
complaciendo a todos los presentes.
Don Teódulo desapareció el 30 de Abril de 1967, era alto de
complexión gruesa, de aspecto jovial y bonachón, labios delgados de pronta
sonrisa, siempre impecablemente vestido, con trajes completos de casimir con
gran sentido del humor. Tenía un sitio privilegiado en el grupo de amigos que
frecuentaba, quien reía de muy buena gana al recordar el gran sentido del humor
y las genialidades que Don Teódulo se permitía con las personas de su
confianza.
Fuentes: Archivo
Histórico Familia Ortiz Pérez
La Lección de
Mercadotecnia de mi Padre por el Ing. Salvador Ortiz Larios 1988.
Boletín número 72 del
Archivo Histórico Municipal, Así fueron ellos por Ma. Del Refugio Hernández Martín.
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